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Artículo 9.2.de la constitución española:
Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.
Sin ningún derecho de ser reprimidos por las autoridades por el hecho de habernos catalogado, de forma total y absolutamente errónea, como delincuentes contra la salud pública.
Quitarnos la calle no va a remediar de ninguna de las maneras que los jóvenes sigan bebiendo de forma desmedida. Es un problema de base, de educación o mejor dicho, de despreocupación por la correcta educación social que recibimos. El civismo no es un valor inherente en el ser humano, es una valía añadida que es desmerecida en gran parte del proceso educativo, (solo hay que ver los problemas que el profesorado tiene para apaciguar a los alumnos de secundaria y educación no obligatoria) y que nos lleva a situaciones tan surrealistas como las vividas hoy, 17 de marzo de 2006, en importantes núcleos urbanos de toda España.
Los hechos puntuales de violencia y excesos no pueden ser utilizados como representativos del «botellón». La imagen tan distorsionada que los medios, los políticos y las correspondientes autoridades dan de este evento son FALACIAS en todo el sentido de la palabra. Compartir, socializar y recrearnos en un ambiente discernido son las bases del botellón, que mezclado con las dosis adecuadas de bebidas alcohólicas pueden llevar a cabo una labor social de incalculable valor.
Somos conocedores de los problemas que el botellón conlleva. Suciedad, ruido, alcoholismo entre la juventud. No somos tan hipócritas como para echar la vista hacia un mundo idealizado. Sin embargo aconsejamos que se cambie de estrategia a la hora de tratar con el problema que suscita el botellón.
Nuestras recomendaciones son las siguientes:
1. El gasto en el despliegue de seguridad hoy acaecido en toda España, podría haber sido utilizado para un fondo de construcción de zonas habilitadas para el disfrute social. Alejado de zonas «susceptibles» de ser maltratadas acústicamente.
2. En vez de desperdiciar el dinero en una campaña tan hiriente como la de «Kelly Finder», se habría podido promover un interés social por un botellón más limpio en cuanto a violencia y suciedad se refiere. O incluso haber utilizado ese dinero para lo antes citado en el punto 1.
3. Crear trabajo social remunerado para la recogida de desperdicios que supone esta actividad, ya que el cambio en el sistema educativo para la creación de una asignatura, troncal y de base, sobre civismo, lo doy como caso perdido.
4. Dejen de creerse que han conseguido quitar de la calle a miles de «borrachos». Lo que están creando es una sensación absoluta de desconfianza y desentendimiento entre la juventud. No creemos en ningún político.
5. Y como punto final, decir a esos políticos con hijos que miren en sus casas antes de dictar cualquier ley. Ataturk, padre de lo que hoy conocemos como la Turquía moderna, dijo: «Si hay paz en casa, hay paz en el mundo». Por lo que es preferible hacer una introspectiva, y explorar las necesidades reales de sus hijos, que seguramente, y aunque pertenezcan a una clase diferente, sean muy parecidas a las del resto de la población activa en el botellón.
Muchas gracias.
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