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Algunos millonarios decoran sus mansiones con pinturas raras o extravagantes, pero Richard Moriarty, uno de esos excéntricos locos montados en el dolar, cogió un Lamborghini de 1974 para colgarselo literalmente en su mansión de Newport Beach.
Como por la entrada normal de la casa no cabía el cochecito, alquiló una grúa de 70 toneladas para meter el deportivo italiano por un tragaluz del tejado.
Luego, para colmo, cogió el motor del coche y lo ha transformado en una cafetera de 200 caballos para que sus invitados más predilectos puedan beber sus Martini’s «mezclados y no agitados», a lo James Bond.