[su_wiloke_sc_company_website]Es la frase que, aludiendo a la estadística, se suele decir cuando, a pesar de las cifras, vemos algún accidente aéreo en una película o en la realidad. La verdad es que aún teniendo la tasa más baja de accidentes, bien es cierto que, cuando pasa algo, las posibilidades de vivir son remotas.
En el cine han hecho grandes catástrofes aeronáuticas y la revista Maxim ha hecho un reportaje con las 10 más horroríficas de todas ellas. Películas como Viven, El Club de la Lucha o incluso Aterriza como puedas (como parodia) obtienen galardón en esta lista que, si no te gusta mucho volar, mejor que no veas, porque cada una tiene un vídeo con el momento de la película donde aparece el desastre.
A mi me encanta volar, tanto en comerciales como en privados que he ido, y es fantástico. Pero la verdad, viendo este vídeo te das cuenta de lo frágiles que somos si al avión le pasa cualquier cosa, y que podemos salir por los aires fácilmente. Yo no entiendo como, viendo que lo típico es que los tornillos que sujetan los asientos están hechos de queso fundido, no los ponen un poco más fuerte para que cuando venga el cambio de presión, los vientos de altura y todo lo que ocurre, pues que aguanten un poquito más, ¿no? :)
Si quieres ver algo más real que se escapa a la ficción de Hollywood y te gustan los aviones te propongo éste vídeo donde se puede ver a los grandísimos Boeing 777 aterrizando con viento cruzado fuerte. Es impresionante ver como aterrizan «de lado» y enderezan el rumbo en el último momento. Olé por los comandantes que tienen que ingeniarselas cuando el viento no viene de cara, que es lo más idóneo para aterrizar.
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