La madre no podía creer lo que estaba viendo, y es que tuvo que tener sangre fría para explicarle a la hija lo que quería decir ese color y por qué venía. El comerciante que les vendió el sofá alega que vende productos de muchísimas compañías de todo el mundo y que no está por la labor de ver la descripción de cada uno de ellos, y sólo se dedica a venderlos. No creo que no se haya dado cuenta en una revisión de importación, o de productos entrantes para stock.
Ciertamente, duele ver estas cosas en pleno siglo XXI.
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