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El edificio podrá resistir los terremotos gracias a sensores de vibraciones, y a su capacidad de arreglar por sí sola las grietas que sufran sus muros, capacidad conseguida gracias a un material formado por nanopartículas poliméricas que pasan a estado líquido si se someten a presión. Dicho líquido fluye y rellena las grietas y después se endurece y forma un material sólido, arreglando así las roturas que sufra el edificio.
No es la primera vez que los científicos crean materiales autorreparables. Por ejemplo, investigadores de la Universidad de Illinois presentaron otro polímero que puede reparar grietas gracias a un mecanismo que depende de pequeñísimas cápsulas de sustancias químicas incrustadas y de un proceso de catálisis. Sin embargo, en este caso, una vez que se agotaba la vida útil de aquellas sustancias químicas, se agotaba también la capacidad de autorreparación del polímero.
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