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Nuestro coche, nuestro habitat, nuestro moco

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Hace tiempo en una conversación con un "demente" (Pedro, ya sabes a quien me refiero), salió en la conversación un tema que siempre me ha tenido perplejo: los mocos y los semáforos.

Si, estimados visitantes… Ambos objetos tienen sin duda una relación muy importante. Si eres conductor habitual por tu ciudad, tienes como de costumbre que pararte en varios semáforos y claro, ese sitio de espera puede emplearse para muchas cosas: ver las personas que pasan por la calle, empanarte viendo el cielo, los pajaritos o las pelusillas del pólen, quedarte mirando la radio como si además de audio te fueran a enseñar video, escribir un SMS, …

Pero sin duda, una de las aficiones más interesantes que tenemos muchos conductores en la gran espera colorada de un semáforo es la de limpiarnos nuestras napias con el dedito o comúnmente dicho "sacarse mocos".

Lo más curioso del tema es que parece que creemos que nuestro coche, ese pequeño habitat que protagonizamos, nos protege de toda mirada externa y curiosa, o de incluso otros conductores a nuestros lados que se empanan mirando a otras personas y que echan la risita cuando te ven con medio dedo intentando llegar al cerebro.

Señores, que las ventanas de los coches (al menos de casi todos) no son tintadas y es un cristal por el que se nos ve. Esto lo aplico a otros casos en donde el coche nos sirve para realizar otro tipo de cosas como cambiarse de pantalones (lo he visto), pintarse, rascarse ciertas partes o incluso hacer el amor y no precisamente en un descampado. En fin, que aunque sea nuestro coche estamos a campo abierto en plena calle y eso tiene que hacernos pensar que nuestra intimidad está mermada por el público mundial.

Pues ese el tema que me rondaba la cabeza, sin más…

[tags]narices, nariz, moco, semáforo[/tags]
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