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Ergonomía en el trabajo: muy importante para la salud visual

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Ayer me dolía la cabeza, y principalmente los ojos, de ahí que no escribiera nada. Y llevaban doliéndome más de 1 semana. Casualmente (más o menos) desde que tengo mi nuevo ordenador iMac. He pensado mucho que era, porque no era normal y quiero contar la historia por si a alguien le vale la pena y ha tenido experiencias similares con nuevos productos.

Llevo muchos años en la informática, es cierto que meto muchísimas horas delante del ordenador, y es lógico pensar que gradualmente iré notando molestias oculares con los años, debido a la fatiga a la que someto a mis ojos. Pero lo que no era normal, es que esta fatiga visual viniera de repente, y con la casualidad temporal de la compra de un nuevo ordenador, y por tanto, de un nuevo monitor.

Suelo manejar dos monitores con el ordenador, me acostumbré a ello hace años y la verdad, todo el mundo que prueba, se queda con dos, es mucho más cómodo para trabajar con varias aplicaciones. Como el iMac tiene su propio monitor Apple y el otro no es de marca Apple, lo primero que pensé es que la frecuencia de refresco era distinta, es decir, si uno estaba a 75Hz y otro a 72Hz, dicha diferencia no se nota a "simple vista", pero los ojos a la larga se van cansando.

Tras enterarme de que el iMac tiene una velocidad de refresco vertical de 75Hz (por cierto, teniendo que llamar al servicio de Apple España, porque en su página Web, ni en las características del producto en el folleto viene), pongo mi segundo monitor a la misma velocidad para que no haya diferencia.

Aun así, me seguían doliendo los ojos, y ayer, por la noche me percaté de una cosa mucho más simple que la velocidad de refresco pero que no me había dado cuenta de ella.

Mi nuevo iMac tiene una resolución de 1600 x 1050, mucho más amplia que la venía trabajando durante meses (1280 x 800), con lo que las letras son más pequeñas, todo en general está más pequeño. Pero también por otra parte, el ordenador viene "integrado" en la pantalla (como se puede ver en la fotografía derecha), y ello conllevó a "empujar" el ordenador en mi escritorio. Antes tenía encima de la mesa la caja de la CPU en perpendicular, y el monitor delante de ella "tapándola", de forma que el monitor me quedaba a una distancia de unos 50cm, pero ahora, al estar todo integrado, he podido situar el ordenador más lejos, con el fín de ganar más trozo de mesa para el teclado y los papeles.

Este empuje se ha traducido en una distancia mayor de la pantalla, llegando a estar a casi 90cm de distancia de mis ojos, que unido al cambio de resolución de pantalla con la letra más pequeña, ha hecho fatigarse mucho más a mis ojos.

Tal como se recomienda en tantos y tantos manuales de ergonomía en el trabajo, la distancia óptima del ojo a la pantalla es entre 45 y 60 centímetros, además de disponer de una iluminación correcta y la postura (de eso seguro que puede comentar algo mi cuñado que trabaja en estas cosas).

Al menos, después de unos días he descubierto el problema, me he acercado algo la pantalla y he subido algún punto el tamaño de la letra del sistema. Espero que me duelan menos los ojos y pueda seguir muchos años en la informática ;)

[tags]ergonomía, visual, ojos, ordenador, posición, trabajo[/tags]
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