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¿Estás siempre enfadado?

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[su_wiloke_sc_company_website]¿Te enojas fácilmente? ¿Cómo reaccionas cuándo estás furioso? ¿Gritas y pataleas o dejas que la furia te consuma las entrañas?

Foto de Luis Beltrán en Flickr.

Un reciente estudio de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.), revela que la manera como manejamos la ira o el enojo es determinante en el proceso de cicatrización de las heridas. El estudio es el primer experimento controlado que mide el impacto de la ira en el proceso de curación.

A los seleccionados para el experimento les provocaron una leve quemadura en el antebrazo y durante ocho días observaron su nivel de recuperación. Sacaron en claro que si el enojo se canaliza interna o externamente no es determinante en el nivel de recuperación del organismo. Lo que si es crucial, es el control que el individuo tiene sobre el manejo de sus emociones. Aquellos que estallaban en ira con facilidad producían altos niveles de la hormona conocida como cortisol y tardaron más de cuatro días para recuperarse en comparación con el resto del grupo.

«La demora en la recuperación del organismo provocada por los niveles de estrés puede incrementar la susceptibilidad de infección en la herida, un proceso que desacelera la velocidad de recuperación«, comentó Jean Philippe Gouin uno de los coordinadores de la investigación.

Los investigadores sugieren que estrategias terapéuticas como la relajación o la terapia cognitiva podrían contribuir a acelerar el proceso de curación. Pero la investigación también a sacado a la luz que las mujeres que cuidan de un pariente enfermo tardan un 24% más de tiempo para recuperarse que el grupo de control observado en la investigación. Otro estudio reveló también que incluso una discusión marital también retrasa el tiempo de curación.

A pesar de que parece que vivimos en la era del bienestar (aparentemente), la medicina y la ciencia ha avanzado mucho. Pero una cosa que me ha llamado mucho la atención, es que en cuanto a estas cosas (enfado-salud), ya estaban al tanto los hebreos de la antigüedad, pues hace mas de 2.700 años, formaban parte de sus leyes algunos consejos sobre la salud, recopilados en un libro que hoy conocemos por la Biblia.

No pienses que te voy a sermonear, nada más lejos, solo que resultó muy curioso, que en dicho libro aparecieses esos consejos, teniendo en cuenta su antigüedad. Creas o no, en que éste sea un libro sagrado (eso es cuestión de la fe de cada uno), es un asunto personal, lo cierto es que en ese tiempo ya recomendó un rey de Israel, ciertas acciones en cuanto a refrenar al enfado:

Así que tengamos cuidado, pues el mal carácter nos puede matar. “Los sujetos con mal carácter son más propensos a sufrir un ictus [ataque súbito]”, señala el periódico español Diario Médico. Por mucho tiempo, los médicos han relacionado el comportamiento agresivo con un mayor riesgo de sufrir enfermedades coronarias. Al parecer, la ira provoca un “importante incremento” de la presión arterial, la constricción vascular y las sustancias que producen coágulos, lo cual “a lo largo del tiempo, puede afectar el riego sanguíneo en el cerebro”, señala el periódico.

El precio de nuestro mal genio, es que cuando nos enfadamos nuestro corazón sufre. En un estudio reciente realizado en la Universidad Stanford, de Estados Unidos, se observó que cuando se pedía a personas que padecían del corazón que recordasen incidentes que todavía las enojaban, la capacidad de su corazón para bombear sangre disminuía en un 5%. Aunque dicha disminución no era de carácter permanente, los médicos la consideran significativa, pues cada vez hay más pruebas de que las personas iracundas tienen muchas más probabilidades de enfermar del corazón que las pacíficas.

La reducción del cinco por ciento que descubrimos en la capacidad cardíaca [para bombear sangre] de los pacientes durante momentos de ira es significativa, aunque sea leve —dijo la Dra. Gail Ironson, que dirigió la investigación—. Los pacientes señalaron que cuando narraron los incidentes, no estaban ni la mitad de lo furiosos que estaban cuando en realidad ocurrieron. Es probable que la capacidad de su corazón para bombear sangre se viera mucho más reducida durante un verdadero estallido de cólera«.

Eso demuestra que la cólera puede provocar un cambio inmediato en la capacidad del corazón para desempeñar sus funciones. Además, si tenemos en cuenta que el mal genio, no es el único factor causante de las enfermedades cardíacas —la dieta, el ejercicio y la genética también tienen mucho que ver—, pero aún así los investigadores creen que puede ser uno de los que más contribuyan a ese tipo de enfermedades.

Hace mucho que la medicina sabe que la cólera causa estragos en el cuerpo humano. Puede hacer subir la presión sanguínea, provocar alteraciones arteriales, problemas respiratorios, trastornos hepáticos y alteraciones de la vesícula biliar y también dañar el páncreas. Además, se cree que agrava el asma, las afecciones de la vista, las enfermedades de la piel, las urticarias y las úlceras, así como los problemas dentales y digestivos.

Pero si uno mantiene la calma, además beneficios físicos, se obtienen otros beneficios sociales:

Aunque tengas buena razón para enojarse, hacer cualquier cosa con el ánimo perturbado o indignado podría causar mucho daño, que luego pudieras lamentar. Por eso, es fundamental refrenarse en cuanto a expresar tu cólera, para no llegar hasta tal punto que actuemos de un modo imprudente y cometiéramos cualquier barbaridad, si perdemos los estribos.

Nota 1: En el día de hoy ha salido otro artículo similar: Cuidado con el enojo, que es interesante leer.

Nota 2: Los textos bíblicos los puedes comprobar en La Biblia en línea (Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras), es posible que exista algún otro lugar similar, pero lo desconozco.

Escrito por: Toni (Cosas Sencillas).

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