[su_wiloke_sc_company_website]Paco conoció a Pepa cuando él tenía dieciocho años y ella quince. Se le declaró después de haber hecho el servicio militar. Ingresó como empleado en una oficina y cuando tenía veintiséis años le ascendieron y pudo casarse.
Tuvieron dos hijos y Paco fue ascendiendo en su trabajo hasta su jubilación, a los sesenta y cinco años. Pepa, por su parte, se había cuidado de la casa, de los hijos, que a su vez se casaron. Pepa cuida ahora de los nietos.
Paco y Pepa se levantan por la mañana y él lee el periódico mientras ella le prepara el desayuno. Escuchan la radio. Almuerzan frugalmente. Luego Paco hace algunos recados para su mujer.
Imagen de Radam2006 en Flickr.
Por la tarde salen a dar un paseo y a veces van al cine, pocas veces pues ya dan bastantes películas por la televisión. Cuando salen, miran escaparates o contemplan a las personas que pasan por su lado a toda prisa; una muchacha extravagante o un joven punk les llama la atención, se miran y no se hablan, se han comprendido con la mirada. Piensan igual.
Por la noche cenan más frugalmente todavía y miran la televisión hasta que les vence el sueño. Cuando esto sucede, se van a la cama; antes de acostarse, miran los retratos de los hijos y los nietos. Se besan por última vez y se duermen.
Se dice que los pueblos felices no tienen historia.
Los seres humanos felices tampoco.
Escrito por: Toni (Cosas Sencillas).