86400 – Blog de viajes

Risto Mejide y OT

[su_wiloke_sc_rating_chart title="¿Te gusta el artículo? ¡Valóralo!"]0 media basada en 0 votos[/su_wiloke_sc_rating_chart]

[su_wiloke_sc_company_website]Tengo que decir que he visto las 4 galas de Operación Triunfo, y las he visto porque hay un producto que me encanta: Risto Mejide. Puede ser hiriente, crudamente sincero, y con afirmaciones malévolas, pero sin duda que todo lo que dice tiene más razón que un santo.

La verdad es que esta es sin duda la peor edición de OT que he visto desde la primera que hubo, la cual, considero que tuvo (paradójicamente) el mejor nivel de todas ellas. ¿Será que después de la primera de donde salió Bisbal, Rosa, Chenoa, Bustamante, Nuria, Manu Tenorio… los «que cantan bien» en este país ya no quieren ir? No se si estoy en lo cierto pero creo que el porcentaje de «colocados» (tanto en el mundo músical sobre todo, como en otros ámbitos) de la primera edición es el mayor con diferencia de todas las ediciones.

Realmente, la famosa Esther, que tanto juego da y por la que Risto ahora apuesta exclusivamente como producto canta muy mal, desafina siempre (ejemplo 1, ejemplo 2 estrepitoso, ejemplo 3) y no da ni una. Pero con toda la verdad y razón por delante, Risto la salva porque es la más visitada en Internet, y Risto ve a estos muchachitos como lo que son y tienen que ser: productos de marketing. Y Esther es ahora mismo el mejor producto de una academia en la que se tendría que destacar por lo bien que se conjugan diferentes habilidades como cantar, imagen, carisma…, pero esta chica destaca únicamente por el morbo que da verla actuar tan malamente y la valoración que espera España de Risto (otro gran producto), y que hacen que el share de la cadena se duplique en esos momentos.

He estado esta semana investigando un poco sobre Risto Mejide, y tengo incluso ganas de leer el libro que ha publicado recientemente. Lo considero un excelentísimo publicista y visionario del marketing, y por más que duela oir sus palabras, por la forma en que salen de sus entrañas, son las merecidas por todos y cada uno a quien va dirigido.

Y no sólo para los «triunfitos». Jesús Vazquez (y en general, la dirección del programa) han caído bastante en el «reality» de una concurso que ha ido pasando de academía de canto a un puro reality, con 85% del tiempo de patrocinios, cámaras de la academia, cuchicheos, rumores, tonterías, visitas…

Vamos a ver, señores, es una academía, no un lugar donde a las dos semanas de estar trabajando lloremos desesperados por ver a nuestro perrito que nos lo traen 1 hora, o a nuestra madre. Es una academia para aprender a cantar, a moverse, a ser un cantante, un producto…

Me equivoqué… esto ya no es una academia, es un circo que difunde el morbo. Es un reality de inmaduros que se creen cantantes.

Pero hay una excepción que confirma la regla desde mi punto de vista: Chipper. El pobre americano que está esforzándose a rabiar por aprender español al mismo ritmo que aprende las otras disciplinas de la academia y que es el que más las está aprovechando, el pobre, como comentaba, tendrá muy difícil ganar porque no hay «ningún pueblo» en España que lo vote al ser de fuera…

En fin… seguiré viendo OT por ese morbo que me produce ver gastar millones de euros a Telecinco y a Gestmusic en haber elegido a 18 voces horrendas y muy por debajo del nivel de otras ediciones (y qué decir comparando con la primera). ¿De verdad estas son las 18 mejores voces de 12.000 o es que esos 12.000 iban a lo que iban?

Por supuesto, querían entrar en un reality y acabar de colaboradores del programa de Ana Rosa…

Salir de la versión móvil