[su_wiloke_sc_company_website]Hablando ayer con un amigo y siendo que los dos somos empresarios, salió la eterna discusión (quizá empresarial) sobre la dedicación en el trabajo de cada uno de los trabajadores de una empresa. Hablo en un nivel de pequeña empresa (no más de 40 empleados ni 10 millones de facturación), ya que no he tenido la oportunidad de llegar a niveles superiores.
Está claro que una empresa no puede exigir a un trabajador más allá de las horas que tiene contratadas, por ejemplo 8 horas… pero ¿qué sensación da como empresario cuando ves que (si la hora de salida son las 18:00) la gente a las 17:59 ya está levantándose y cogiéndo sus cosas para irse? (no sólo eso sino que esa gente «impulsa» a los que realmente trabajan a abandonar su puesto y cerrar lo que estén haciendo).
Recalco que no hablo de la obligación contractual de quedarse más en un trabajo sino de la disposición que tiene un trabajador para con su empresa.
Como le decía a mi amigo, hay dos formas de trabajar: atento al trabajo o atento al reloj. Ésta última es precisamente la más peligrosa de todas.
Siguiendo el ejemplo, la gente desde las 17:00 está ya atenta al reloj. Estoy seguro que podrían hacer una animación muy suave del movimiento de las agujas uniéndo todas las fotografías mentales que sacan de las veces que miran el reloj en la pared.
Lo que si estoy empezando a comprobar y me corrobora este amigo (que ha viajado y trabajado por todo el mundo), que en España es, con diferencia el lugar con más trabajadores de este estilo.
Y todo está ligado, el trabajo que uno hace, el servicio que uno recibe en un hotel, restaurante, etc… que es al fin y al cabo el trabajo de otra persona…. no hay implicación, no hay ilusión…
En este país es el único en el que pensamos cosas como: «¿para qué voy a dar yo algo a la empresa si ella no me da nada a mi?» o … peor aún … «Bueno, podría ser peor».
Pasamos por lo menos tantas horas trabajando como durmiendo, y con casi total seguridad más horas trabajando que con nuestra familia o amigos… ¿por qué no hacer que este trabajo nos llene e ilusione?.
Está claro que no todos pueden elegirse el trabajo perfecto, pero seguro que uno si que puede elegir entre varios trabajos el que más le ilusione, de forma que trabaje (además de obviamente por dinero) porque le llena ese trabajo, disfruta con él.
Hablo de un quid-pro-quo entre trabajador y empresa. Si existe esa relación bidireccional, además de la empresa, el trabajador aprenderá, disfrutará y se sentirá mucho mejor cada día.
Yo no he visto caso en toda mi vida profesional y empresarial, de un trabajador que no haya dado algo por su empresa, y la empresa no le haya devuelto nada. Seguro que hay casos a doquier de «empresas typical Spanish» que lo único que hacen es «joder» al trabajador por más que este haga cosas por la empresa, y ese es el problema que tenemos instaurado aquí. Parece que trabajamos por obligación.
Qué diferente es el concepto de trabajo en otros países y de gente que viene de otros países (ahora que estoy teniendo la oportunidad de tratar con muchísimas culturas.
No estoy diciendo que tengamos que levantarnos con una sonrisa para ir a trabajar, pero deberíamos hacer que el trabajo no sea una estricta obligación, sino ser conscientes de que estamos invirtiendo (al menos) un tercio de nuestro día en ello, y que es en lo que vamos a invertir más tiempo en toda nuestra vida… por tanto ¿por qué hacerlo a disgusto?
Volviendo al ejemplo del horario, es increíble el bajísimo nivel de implicación que existe en general en este país con las empresas donde invertimos ese tiempo. Si tu trabajo no consiste exclusivamente en copiar y pegar de un documento a otro y merece cierto nivel de concentración o desarrollo mental, no me creo que haya gente que sea capaz de administrarse sus 8 horas de forma que llegue casualmente su hora de salida y no esté en mitad de algún proceso… y aun así la gente, coge, apaga el ordenador y se levanta.
Recuerdo de nuevo este video:
Que triste es pensar en el trabajo de esta forma…
Como decía, en España solemos pensar que el trabajo es una mera obligación y que nuestro jefe es un capullo. Yo he pasado por ámbas fases, he sido un jefe (capullo) y un trabajador. Mi jefe no era capullo, era alguien del que aprendí lo suficiente como para luego irme de esa empresa y crear una por mi cuenta. Cuando era trabajador no miraba el reloj. Disfrutaba de mi trabajo y el trabajo disfrutaba de mi.
¿Tantas ganas tenemos de no trabajar?
En fin, perdón por esta larga reflexión de viernes por la mañana. Estoy en el hotel esperando a que me recojan para ir a trabajar… No es viernes, es un día de trabajo. Ya llegarán las 6 de la tarde, pero no cuento las horas que quedan… estoy seguro que si disfruto de mi trabajo, además de que llegará esa hora sola y sin esfuerzo, habré hecho un buen trabajo.
¡¡ A trabajar !! ;)