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Bofetadas a los niños

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[su_wiloke_sc_company_website]Un artículo en Newrona que me ha llamado mucho la atención. Trata de la bofetada a los niños.

Nuestra cultura ha evolucionado respecto los castigos físicos, así ya no se conciben en el ámbito de la educación, perdón en el ámbito de los centros escolares, ya que en la educación de nuestros hijos, todavía las creemos necesarias. Así, podríamos decir, que la violencia ha quedado aceptada y restringida al ámbito privado.

Las posturas son varias, pero la mayoría parten de preceptos como los siguientes: “primero una explicación…”; “pocas veces y siempre justificadas”; “a mi me educaron así y estoy muy bien educado, no me ha pasado nada”; o “en casos extremos, es necesario”.

Lo cierto es que a día de hoy nadie ha demostrado que sea un buen método de aprendizaje, hemos de afirmar con rotundidad que la bofetada no es pedagógica, (y no es demagogia educativa, sino que las ciencias del comportamiento -cientos de kilos de estudios aparte- han demostrado que no es el mejor aprendizaje, comparándolos con otros como refuerzo positivo, negativo, extinción…)

Pongámonos nosotros en el lugar del niño. Imaginemos que nuestro jefe por haber cogido un bolígrafo de la oficina, o por no entregar un informe importante, nos llame a su despacho y nos de una bofetada, lo consideraríamos denigrante, sin embargo con los niños…

Tenemos que entender que la bofetada, tanto en el caso descrito, como con el menor, quizá termine con el comportamiento no deseado, pero ¿que le estamos enseñando? Una educación basada en el miedo no pedagógica.

Además, la perversión es mayor, ya que ellos se ven enfrentados a una situación (como vemos, si nos pasara a nosotros, humillante), sin los recursos de un adulto. Es cierto que quizá una bofetada, por sí sola, no le traumatice, pero de lo poco que aprenderá es que la violencia está permitida cuando tú eres el que estás arriba.

Por ende, la ciencia ha demostrado que la famosa frase de “la violencia, engendra violencia” es cierta. Son muchos los menores, que cuando reciben este tipo de castigo, se revuelven, aunque con el tiempo aprendan a apaciguarse (probablemente sólo mientras no estén en situación de poder).

No minimicemos la violencia, e intentemos modos más coherentes de educar a nuestro mejor valor, nuestro futuro… nuestros hijos.

Yo no tengo reparo en decirlo, he recibido alguna en mi infancia, pero creo que también el salto generacional es importante. Yo creo que por los 70 y 80 (antes no conozco más pero creo que era peor) las bofetadas eran «más normales», quizá porque no había estudios psicológicos como los que planteaba el artículo.

Siempre uno escucha «historias de sus abuelos» y ve que hace 30, 50, 80 años era más normal «un azote» o «una bofetada»… ¿y tampoco han salido tan mal nuestros padres, no? :)

Cierto es que la violencia engendra violencia, y creo que todo es «aceptable» en su justa medida (no extrapoléis la palabra «todo» a todo). Hay casos y casos. He conocido unos padres «modernos» que propinaban 3 o 4 bofetadas a la semana a su niña… eso no, pero creo que una muy de vez en cuando para dejar claro una autoridad o frenar la repetitividad de un acto negativo, no viene mal nunca.

Supongo que esto no se aplica hasta que no eres padre, en donde seguro te cambia la visión de todo, así que por mucho que opine ahora algo, es sin duda una de las cosas que cambian por completo cuando tienes un hijo tuyo delante con un problema determinado.

¿Algún padre que se pronuncie o algún hijo que haya sido muy abofeteado en su niñez? ;)

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