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Subiendo al Santuario de Queralt, cerca de Berga, se nos hizo de noche. Al bajar, vimos una estampa digna de fotografía. Era simple, hojas otoñales invadiendo el suelo, un árbol, un banco y una farola de luz muy amarilla que iluminaba la esquina de piedra de la escalera.
Momento fotografía que aquí os muestro en donde estamos mi «medio tomate» y yo. La foto no online casino está retocada en absoluto. Me encanta el color que quedó al hacer la fotografía (con trípode y 4 segundos de exposición). Parece que incluso el árbol está pintado.
Ahí estamos Teresa y yo mirando al infinito ;)