[su_wiloke_sc_company_website]Esta mañana, tomando el primer café de año con mi «medio tomate» y una amiga común, ha salido un tema algo triste, pero, desgraciadamente, tan real y trivial como la vida misma: el cáncer.
El cáncer es la lacra de este siglo, y todos esperamos que sea erradicado (en todas sus facetas) en las próximas décadas y afortunadamente se están realizando grandes avances.
Uno de esos avances son determinadas pruebas que se pueden realizar fácilmente para, tras analizar tu ADN, conocer si tienes los genes hereditarios que acentúan la posibilidad de tener cáncer como el de pulmón o el de piel.
«¿Querrías conocerlo?«, es lo primero que se me ha ocurrido preguntar. Resulta que por una parte, si lo conoces, puedes «cuidarte» más o no hacer excesos para no acentuar esa posibilidad y convertirla en algo real, pero también puede acarrear en una obsesión que nos destroce la vida. Por la otra, no conocerlo no nos influiría en nuestros hábitos, y quizá podríamos cometer excesos (como el fumar en el caso del cáncer de pulmón).
Pero … ¿y por qué no cuidarse de todas todas y mejor no saberlo? La única cosa que veo mal es que, en el caso de conocerlo, te entre una especie de delirio y obsesión, que incluso podría traducirse en otras enfermedades.
Hace un tiempo debatí sobre el poder conocer nuestra fecha de la muerte o no, y los resultados no fueron aplastantes en ningún caso. De las 4467 personas que votaron, un 59% preferiría saberla.
Pero en el caso de un cáncer es diferente. No es lo mismo saber o no saber la fecha de una muerte, con la que tu te puedes preparar para hacer lo que quieras antes de morir, que saber o no la posibilidad de tener un cáncer con la que te puedes obsesionar con la salud hasta límites insospechados.
Siento no tener un tema más alegre, pero es el primer «debate de cafetería» que he tenido en este año, y me ha dejado con el sabor de boca de conocer las respuestas y comentarios de vosotros.
La pregunta está entonces abierta:
jal_democracy(97);[tags]cancer, enfermedad, muerte[/tags]