[su_wiloke_sc_company_website]El cálido abrigo del anonimato… una manta caliente es como lo definía el personaje de Max en Misión Imposible, alegando lo agusto que uno está cuando no se sabe quien es.
Yo me llamo Alex Dantart, y la verdad, es fácil encontrar cosas sobre mí, pese a que es conocido el peligro que conlleva poner datos en la red de uno mismo, pero siempre se te escapa alguna cosa de la que, tirando de la manta, se consiguen datos y datos. Aunque email, skype o incluso móvil son relativamente fáciles, afortunadamente creo poder decir que mi dirección de casa no está disponible en ningún caso.
Aun así como comentaba tengo un nombre y un apellido, soy localizable, contesto, soy persona física y puedes ver fotos mías, me puedes ver la cara, e incluso reconocer por la calle si quieres.
De alguna forma esto debería darme éticamente hablando la oportunidad de poder comunicarme en la red, expresar mis opiniones, comentar en blogs, en foros …
También es verdad que otras veces es mejor ocultar tu nombre con un nick porque algunas preguntas o acciones que realizamos preferimos que no sean descubiertas … ¿por qué?.
Me resulta muy gracioso ver cuando la gente empieza a insultar desmesuradamente estrujando y expulsando todo el odio visceral que te tienen, cuando incluso te llaman por teléfono jadeando cual loco perturbado con número oculto (como si quisieran darte miedo), cuando no ponen correo electrónico de respuesta, e incluso algunos resetean el router después de hacerlo, como si eso les diera algún anonimato más.
Ciertamente, hoy en día, es estúpido ponerte a averiguar algo de alguien que hace alguna de estas cosas, si no es con una denuncia en la policía, pero muy lejos habría que llegar para eso.
Lo más curioso es que este tipo de personas que resguardan su ira y violencia tras pistas falsas no hacen nada más en Internet más que fastidiar. He conocido a muchos así a lo largo de muchos años que llevo en la red, y de todos los que he conseguido saber quien era al final (y son muchos) ninguno de ellos disponía de una web, o de un blog, o de algo que construyera el mismo.
Su vida en la red se basa en los comentarios negativos, en la destrucción, en la amenaza, en el amedrentamiento. Son personas que se divierten insultando, a veces, tan visceralmente, que se olvidan realmente de por qué lo hacen y no encuentran ellos mismos ni siquiera la razón de su violencia.
¿Tanta protección nos ofrece Internet? Realmente si, pero … ¿son aceptados estos comentarios como políticamente correctos y valorados de la misma forma que si fuera alguien conocido?
Pongamos un ejemplo (que seguro que saldrán solos algunos más en los comentarios de este post): si recibiera un comentario de (el archiconocido :P) Enrique Dans, o de Ricardo Galli (de Meneame) discutiéndome o demostrándome que estoy equivocado, que he metido la pata o que he hecho algo mal (como ocurrió con Ricardo en su tiempo), supongo que tiene un nivel de credulidad elevado, digamos (por utilizar el lenguaje de Meneame, ya que estamos) que tendría más karma.
Ahora bien, si viene alguien que se llama «HijoPutaTu» y que de 10 palabras, 8.5 son injurias y el resto inconexos insultos viscerales con tinte de odio eterno, pues, por muy sensacionalista que parezca y (desgraciadamente) por muy leído que sea estos comentarios (ya que el morbo que incita es lo que más no suele gustar), es cierto que tendrían menos karma.
Aun así, estos comentarios se han convertido en la esencia de algunos sitios. Saber que «hay follón» en un sitio o en otro, es quizá parte de los ingredientes de morbo que hacen falta para que haya otros interesados en el tema.
Parece un tema que nunca tendrá fin. Este tipo de personas disfrutan, y la historia de Internet nos ha enseñado a que la mejor forma de combatirlas es ignorarlas por completo, pero aun así, ciertamente, duelen, en el fondo, duele tener que enfrentarse a estas cosas algunos días, y saber que hay personas que, aunque les pusieras la verdad delante, aunque Dios bajara a explicarselo, tienen la mente tan cegada en el insulto y en la provocación que alimentan su propio ego sabiendo que son leídas y sobre todo contestadas.
Lo más triste es que, después de que te insultan, e insultan tu trabajo, amenazando de que no vuelven por aquí jamás porque es todo una mierda los tienes cuan perritos falderos detrás porque no saben vivir sin tí ;)
Lo triste es que a veces uno mismo cae en la desgracia de contestarles (y me incluyo), pues todos tenemos nuestra chispa y orgullo por muy templados que queramos estar.
Creo en una Internet libre, como medio de expresión. Pero creo más en el debate cuando ámbas personas se conocen y públicamente (como es el caso de la red) exponen sus puntos de vista civilizadamente. Dar la opinión de algo unido a un insulto degrada siempre la razón y el contenido de la propia opinión.
Como he dicho otras veces por aquí, acepto cualquier comentario, siempre que sea escrito con moral, civilizadamente y argumentando y demostrando las cosas. Todos los demás son desgraciadamente inútiles, aunque otros gozen casi orgásmicamente de ellos.