Antes de la crisis todo era bonito y perfecto. Las grandes empresas jugaban con miles (o millones) de clientes poco volubles, satisfechos en general, y que no se quejaban mucho. Pero la crisis ha cambiado tanto al consumidor que esto ha pasado factura incluso en el modelo de negocio de muchas empresas.
El otro día comentaba el repentino cambio que Lidl había hecho en su campaña publicitaria de toda la vida, anunciándose ahora con productos de calidad, pero con los bajísimos precios de siempre. Por otra parte, productos sobre todo lácteos, que son los más sensibles a los cambios de precio y mercado, de grandes marcas, se esfuerzan en televisión por recordarnos que sus productos son únicos y no se venden para otras marcas (como Danone).
Pero uno de los grandes cambios en el perfil de ataque de marketing para con los clientes finales es el target a quienes van dirigido las mejores campañas y productos de la empresa.
Movistar hace poco premiaba a sus clientes con tantas semanas gratis como años estuvieran contratados con ellos. Ahora Orange saca un programa de puntos ventajoso para los viejos consumidores, y así, me estoy encontrando con decenas de casos últimamente que están decelerando sus jugosas ofertas atrae-clientes y están por fín valorando lo que cuesta un cliente hoy en día.
La crisis nos ha cambiado, ahora somos más volubles, miramos más la oferta que me da "el otro", y con la empresa que llevo algún tiempo tiene que ingeniarselas para conseguir que no me vaya a la competencia. Hoy en día, perder un cliente cuesta mucho dinero. Me atrevería a decir que ahora las operadores de las operadores de ADSL y telefonía son algo más simpáticas con el fin de que no termines enfadado en tu reclamación telefónica.
Quizá sea una de las cosas buenas que tiene la crisis, que ahora a los consumidores se nos trata un poquito mejor, aunque el objetivo sea hipócrita, pero al menos, algo vamos consiguiendo…