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Arquitecto o albañil

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Últimamente me estoy percatando cuando observo medianas empresas (entre 10 y 50 empleados) que pecan de tener a personas misceláneas que hacen "de todo un poco", refiriéndome a acciones de pensamiento, organización y control, y a otras de desarrollo y concepción.

He visto algún que otro gerente que desperdicia la capacidad organizativa y de gestión de personas inteligentes que son capaces de optimizar recursos, generar simbiosis interdepartamentales y mejorar el rendimiento de la empresa. También se les aplica "al más puro estilo spanish" las tareas de desarrollo puro y duro, o aquellas que tienen que ver con el trabajo day 2 day (diario), cuando precisamente existen otro tipo de personas, que son muy capaces para estas tareas.

Como comentaba en el título, un arquitecto no puede ser albañil, aunque si bien es cierto que sabrá (quizá) cómo colocar bien un ladrillo, la mejor forma de colocarlo la sabrá un albañil. Otro ejemplo es el de los médicos, que muchos no saben como poner un gotero o cuidar a un enfermo, mientras que los enfermeros no tiene por qué saber hacer una extracción de un órgano.

En las empresas medianas debe haber personas que simplemente dirijan y organicen los distintos departamentos, y otras que ejecuten. Si pones a hacer trabajo de desarrollo puro a un pensador, estás desaprovechando todo su talento. Y he visto casos en los que, tras hacer este cambio, la empresa ha ganado, y sobre todo y más importante, el trabajador ha ganado (trabaja más feliz = rinde más).

Un amigo me decía hace poco "We don't have the luxury of management" (no tenemos el lujo de la gestión), de manera cínica, refiriéndose a que, desgraciadamente en su puesto de trabajo, no puede centrarse en dirigir y controlar correctamente todos los recursos que posee, y tiene que gastar gran parte del día en generar archivos o crear contenidos.

Al final, las "personas miscelánea" acaban quemándose por no encontrar "su sitio" en la empresa, ni sentirse útiles en ninguno de los dos bandos.

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