[su_wiloke_sc_company_website]Aunque por trabajos varios de consultoría y asesoría tengo que salir de casa de vez en cuando, vuelvo a estar en una época de mi vida en la que trabajo de desde casa en un gran proyecto con otras personas repartidas por mi misma ciudad o por el resto de España.
En estos casos, el trabajar desde casa puede parecer siempre un chollo, pero hay que tener unas pautas para que dicho trabajo sea fructífero tanto en rendimiento, como en no terminar aburrido ni saturado de un entorno no social y solitario como es tu propio hogar.
He estado trabajando años en esta situación y mi única compañía (en mi caso) es mi perro, pero no es un elemento que favorezca nada mi rendimiento, aunque si lo son:
Ponte como si fueras a una oficina: nada más levantarse, ducharse, desayunar y hacer los quehaceres matinales propios, es muy importante vestirse como si fueras a salir a la calle. La ropa que uno lleva influye muchísimo en su trabajo. Si estuviéramos trabajando con el pijama, nuestra mente esta probablemente en un «día de fiesta», o de enfermedad, y no rinde como si fuera un día laboral normal. Con ropa de calle, delante de nuestro ordenador, estamos preparados para una jornada laboral mentalmente igual a la que nos enfrentaríamos en una oficina.
Peligro con las consolas …: Si hay algo peligroso al estar en casa es que tienes a mano cosas que no tienes en una oficina (a no ser que sea la de Google). Tus consolas de videojuegos, la televisión, … son juguetes muy peligrosos y la principal razón de que un día de trabajo desde casa, se convierta de verdad en un «día de fiesta». Por otra parte, si que hay que emplear otros elementos de la casa que una oficina no posee y son muy beneficiosos si trabajas desde casa: la terraza o el balcón, o el parque cercano, son elementos que puedes usar para evadirte 5/10 minutos del trabajo, liberar la mente, y volver con más ganas al mismo.
No hagas cosas fuera de lo común: Si en la oficina no te pones la música a un volúmen excesivo, o no trabajas con los pies en la mesa, no lo hagas tampoco en tu casa, que es, al fin y al cabo, tu oficina. Ten música, si, aprovechando que quizá en tu trabajo ni podías tenerla, pero compórtate en todo momento de la misma forma que lo harías en una oficina. Las diferencias son que la máquina del café está en tu cocina, el servicio son tus baños privados … pero poco más.
Tu mesa de trabajo: tu escritorio (físico) ha de ser como el de la oficina. No puedes tener la camiseta de ayer tirada por la mesa, ni un plato de pizza al lado del teclado (de la noche anterior). Tu mesa de trabajo dice tanto a tu mente laboral, como la ropa que llevas puesta. Ten tu despacho en casa como si fuera realmente una oficina.
Sal de vez en cuando: además de esas salidas de unos pocos minutos a un espacio abierto de aire libre, es importante que una mañana, o un día entero cada 7/10 días sean fuera de tu casa y de tu barrio. Queda con alguien del trabajo en las oficinas centrales o en otro lugar de trabajo para compartir la semana y hacer seguimiento, ya que por mucho «Skype» que uses, la relación cara a cara con tus compañeros de trabajo es de un valor incalculable y enriquece los momentos en los que no existe ese contacto y sólo son una voz o una imagen en una ventana (videoconferencia).
El entorno laboral casero, en general, ha de parecerse al de una oficina. Cada uno en su casa tiene sus propios elementos disuasorios y sus elementos «de escape». Hay que buscar en cada caso los propios y tenerlos en cuenta para conocer nuestros peligros, pero también nuestras ventajas de estar en casa.
Y tú (si trabajas desde casa) … ¿qué haces para conseguir un entorno laboral estable en tu hogar?