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Canarias alternativa: senderismo por el Valle de San Pedro

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Uno puede asociar rápidamente las Islas Canarias a playas caribeñas, pero nada más lejos, las islas ofrecen un elenco de alternativas apartado de sus envidiables playas, pero con el mismo clima agradable. Entre ellas descubrimos el senderismo, y elegimos el Valle de San Pedro para sumergirnos en la historia aborigen del lugar y conocer más sobre la cultura y el pasado canario.

Entramos por Agaete, una localidad costera al noroeste de Gran Canaria conocida, entre otras cosas, por el Dedo de Dios, un accidente geográfico de 14 millones de años, y por su fiesta de La Rama el 4 de agosto (en honor a la Virgen de las Nieves), que originalmente era un ritual para invocar agua. Adentrándonos en el interior, nos acoge el Valle de San Pedro, al norte del Parque Natural de Tamadaba, en donde encontramos acogedores pueblos de casitas blancas (al contrario que el colorido que presentan otras construcciones en la isla), debido a la cal viva que se usó para pintarlas.

Comenzamos el sendero en San Pedro, donde no nos debemos olvidar de comprar fruta (especialmente las naranjas, dulces y enormes, y el popular plátano de Canarias) que nos servirá de tentempié en el camino. Con ropa cómoda estándar (no es necesario ningún material o complemento especial) nos esperan rutas variadas dependiendo de la dificultad y el tiempo que queramos invertir. Una buena elección para pasar la mañana es subir hasta las cuevas esculpidas en la roca, a unos 800 metros de altura y con unas vistas envidiables del valle.

Conjunto de cuevas en la cima de la montaña

Podemos hacer nuestra primera parada en la era, que se utilizaba para trillar el trigo y volver la vista atrás para percatarnos del entorno. Durante el camino, nos encontramos con un garganta montañosa que nos proporciona un agua pura y riquísima, que junto con la fruta, nos permite tomar un respiro en nuestro ascenso. En todo el recorrido nos rodean diferentes especies autóctonas características de la flora canaria, como la tavira (bulbos de gladiolos) o el orobal (un arbusto endémico con muchas sustancias medicinales).

Conforme vamos subiendo podemos ir observando los estratos geológicos de la montaña, especialmente el de la parte superior que separa clara y diagonalmente el origen volcánico de la cima con una antigüedad de 14,5 millones de años. La última parte de este recorrido se puede realizar incluso descalzo ya que el terreno lo permite, lo que nos aventura a explorar una forma de senderismo única.

 

Garganta donde se encuentra la fuente de agua natural

Llegando a la cima, se encuentran más de 50 cuevas que, en su orígen, fueron hogar de los aborígenes de la zona, y cuyo asentamiento se cree que es el mayor de toda la isla. Aunque la erosión y los desprendimientos han ido borrando algunas de ellas, todavía se puede llegar hasta algunas fácilmente e incluso visitarlas por dentro. En algunas podemos ver numerosos huecos en el suelo e incluso silos. Estas cuevas fueron utilizadas posteriormente por los canarios después de la conquista (en el siglo XV) y hasta casi nuestros días (en algunas de ellas vemos hasta quicios y visagras).

 

Detalle de las cuevas en la montaña

Los caminos continúan, si así se prefiere, hacia el Parque Natural de Tamadaba, famoso por sus extensos pinaresde largas agujas y troncos que han evolucionado de forma especial por el pasado volcánico del entorno. Tras el esfuerzo, sentado en la puerta de una de las cuevas, nuestro guía Guillermo de Nortetrek, disfruta del paisaje. La empresa dispone de numerosas actividades por la isla que descubren Canarias de una forma atípica: biking, submarinismo, rutas etnológicas, arqueológicas e históricas, y parajes recónditos explicados y guiados por profesionales y entusiastas.

Nuestro guía observando el paisaje

Tras la caminata, salimos de San Pedro y podemos tomar fuerzas con un almuerzo en Las Longueras, un hotel rural creado en 1.895, cuidado hasta el más mínimo detalle, con un montón de elementos decorativos de principios del siglo XX unidos a un magnífico jardín interior de cactus y otras variedades de flora canaria, así como un pozo propio de agua riquísima, recurso muy codiciado en la historia canaria por el poder que representa. De su cocina salen platos típicos de la tierra como la Ropa Vieja (restos de puchero con carne, garbanzos aderezado con patatas y otros ingredientes), que se puede condimentar con gofio, una harina de cereales tostados muy popular.

Entrada al Hotel Rural Las Longueras

Gran Canaria pasa a verse de manera distinta cuando descubres que además de sus playas y dunas, existen parajes tan exóticos como relajantes, que te llevan a disfrutar la naturaleza, la gastronomía y su cultura de manera peculiar.

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