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El viento, protagonista este fin de semana, ha dejado vacías las papeleras, dejando todo su contenido en la calle. En la foto, el primer papel que se ve, era de una póliza de seguro, en donde aparecía el nombre, apellidos, dirección completa, teléfonos de contacto, fotocopia del DNI, y el código de 20 dígitos de la cuenta bancaria de una persona vecina del barrio.
¿A quien se le ocurre tirar algo así a la papelera? No vivimos en un mundo en el que podamos dejar la puerta abierta, ni la bici suelta en la calle, ni mucho menos tirar información de ese tipo a la papelera de la calle, sin al menos haberla partido varias veces, en pedazos, o mucho mejor (como tengo yo) un destructor de papel.
Hace meses comentaba lo delicado que es (los que tenemos) una simple cuenta de Google, a poco que usemos los servicios que tiene el gigante, pero sin duda, es mucho más delicada la información física con la que todavía circulamos diariamente. Nos llegan todos los días a casa papeles y papeles de facturas y extractos bancarios, en los que viene información confidencial.
No os podéis imaginar lo que se puede hacer con esos datos. Muchas empresas, para una verificación de identidad telefónica (como por ejemplo empresas de telecomunicación como la propia Telefónica, o Vodafone), te piden además de los datos básicos, tu cuenta de domiciliación bancaria, con lo que sería bien fácil, por ejemplo, a esta persona cuyos datos me he encontrado por la calle esta mañana, contratarle más servicios o darlos de baja … Ahora os dejo volar la imaginación para que sigáis pensando lo que se puede hacer teniendo este tipo de datos tan sensibles.
Todo esto me ha hecho concienciarme un poquito más de no tirar este tipo de cartas a la basura …