[su_wiloke_sc_company_website]En un fin de semana en el que había olvidado completamente el motivo del puente, llamaron a mi puerta. Eran unos niños con la cara un poco pintada. Pedían dinero.
Aunque pueda parecer raro, así viví este pasado Halloween. No vivo en ninguna urbanización, ni en un conjunto de casas adosadas, y aun así, la semana pasada sacaba a conversación la pregunta: ¿en España irán los niños por los pisos de los edificios? Halloween es conocida, entre otras cosas, porque los estadounidenses (habiéndo robado la fiesta a los irlandeses) usan su noche para que los niños vayan de casa en casa por el barrio preguntando el «truco o trato» cuando se abre la puerta de un vecino. Aquí en España, quitando zonas comunes cerradas, lo normal es vivir en edificios, con plantas, y varias viviendas por planta, con lo que resultaría menos atractiva la idea de ir pasando por las casas.
Pero me encontré que si que pasaron. Abrí la puerta y vi a un grupo de unos 5 niños que se habían pintado la cara un poco de blanco y con la boca como la de una calavera. Sin disfraz. La verdad, no daban ningún miedo, ni ninguna gracia, ni aspecto de que se lo hubieran currado, cosa que es de agradecer cuando en Halloween irrumpen en tu casa para ofrecerte un truco o un trato.
Tras comentarles que aquí no celebrábamos Halloween y que no teníamos caramelos, dos niños saltaron rápidamente diciendo: «pues danos dinero». Continuó la frase, después de mi asombro con un: «en otras casas nos han dado dinero»
¿Quéeeeeee? ¿Que ahora Halloween es pedir dinero? Espero que estos niños no sean «mensajeros» de padres en crisis, y que sólo lo hagan por la jeta. Menudos niños, cómo salen hoy en día. Mientras que nuestra generación está adoptando la fiesta de Halloween como un «carnaval 2.0» otoñal, la siguiente generación acogerá esta fiesta para pedir limosnas por las casas.
Al final, obviamente, no les dimos «un duro», pero el año que viene, quizá compre unos Sugus… Probablemente los tirarán a la basura …