Como la vida misma

Para escándalos de verdad… los de las casas reales de antes

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Esto se parece un poco a la prensa rosa, pero al día de hoy no es nada más que "historia", aunque vista desde su lado mas rosa. Actualmente se producen muchos escándalos en las casas reales de algunos países (donde las tienen), que rápidamente aparecen en todos los medios de comunicación, pero para escándalos reales de verdad, los de antes.

Lo que a continuación relato lo he leído en Periodista Digital, en donde comentan algunos casos curiosos del pasado. Parece ser que el rey Fernando el Católico, murió a causa de una sobredosis del «viagra» de su época (se «medicó» con cantárida o Lytta vesicatoria, un insecto que contiene una sustancia muy parecida a la que produce la pastilla azul de nuestros días). Otro escándalo grande fue los cometidos por la viuda de Fernando VII, María Cristina, con Fernando Muñoz, con quien tuvo ocho hijos, son algunos de los ejemplos destacados que encontramos en el libro "Los grandes polvos de la historia", es un ensayo riguroso sobre la sexualidad a lo largo de la historia, aunque escrito en tono desenfadado por José Ignacio Arana.

Arana, es médico y profesor de Pediatría de la Universidad Complutense de Madrid, quería que su libro tuviese un título «recatado» algo así como "Historias Curiosas de la Sexualidad" pero la editorial Espasa Calpe, ha decidido que no podía llamarse más que como se llama.

Pasión por Germana de Foix

De entre todas las pasiones amorosas, Arana destaca la que embargó a Fernando el Católico, ya viudo de Isabel, por Germana de Foix, a la que llevaba 36 años. Se casaron, tuvieron un hijo, Juan, que murió, y una vida sexual inusual entre la realeza. Para atender a los requerimientos de su esposa, Fernando el Católico se «medicó» con cantárida, un insecto que contiene una sustancia responsable de una vasodilatación muy parecida a la que produce la «viagra».

El problema es que la cantárida puede provocar graves episodios de congestión, que es lo que le pasó a Fernando el Católico cuando en 1516, con 64 años y de camino al monasterio de Guadalupe, hizo una parada en Madrigalejo y tomó, «para satisfacer a la fogosa Germana», una «sobredosis» que le provocó una hemorragia cerebral.

La pasión lo puede todo

También inusual es la historia de María Cristina de Parma, la cuarta esposa de Fernando VII, a pesar de que era su sobrina, y que «aguantó dignamente» los cuatro años de matrimonio, durante los que tuvo dos hijas —Isabel II y Luisa—, con «un sujeto de repulsivo físico» que solo «yacía con ella con lujuria de animal y no con amor de esposo».

Murió él, y ella, a los tres meses, se rindió a la pasión que despertaba en el soldado del cuerpo de Guardias de Corps Agustín Fernando Muñoz. Contrajeron matrimonio secreto pero ella continuó de regente viuda hasta que Isabel II, con 13 años, fue proclamada reina. Hasta entonces, María Cristina combinó la regencia con los embarazos, sin que pasaran desapercibidos en los mentideros: «Lloraban los liberales que la Reina no paría, ¡y ha parido más Muñoces que liberales había», decían las coplas de la época.

En su libro no se libra nadie, como el impresentable general Serrano, «un sinvergüenza que violó a Isabel II cuando era aún una niña», al que guarda el mayor de sus desprecios.

También tienen su espacio los «polvos» que terminaron en hijos siempre cuestionados porque a su padre se les atribuía impotencia, como es el caso de Enrique IV, y en «ilegítimos», entre los que el autor, «en un atrevimiento impertinente pero sugestivo», incluye a Alfonso XII. «Hijo mío, la única sangre Borbón que corre por tus venas es la mía», dicen que dijo Isabel II, titular de una «agitada vida sexual», a su vástago.

Arana, autor de la novela «El telón de terciopelo», que acaba de editar Gran Guiñol, dedica a Alfonso XII y Alfonso XIII un capítulo con el título «Las 'aficiones teatrales' de los Alfonsos» para referirse a las relaciones que tuvo el primero con Elena Sanz, con la que tuvo cuatro hijos, y el segundo con Carmen Ruiz Moragas, madre de Leandro.

El estribillo de una conocida canción dice: "la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida…", aquí se puede cambiar a: "la historia te da sorpresa, sorpresas te da la historia…".

Blogger invitado: Toni (Cosas Sencillas).

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01 Comment

  1. marco

    he buscado el libro, como: historias curiosas de la sexualidad,el recatado, los grandes polvos de la historia. y no lo encuntro. me podrias decir donde lo consigo?

    4 de agosto de 2010