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¿Qué te evocan las mil y una noches? Experiencias memorables que además, por el hecho de ser nocturnas, tienen un encanto particular, un sabor que se nos queda en la memoria.

Un lugar en el que podría disfrutar de mil y una noches con el embrujo del lujo árabe, un lujo superlativo, es el fascinante Reino de Jordania, una verdadera gema de Oriente Medio.

Uno de los sitios más maravillosos del mundo, las ruinas de Petra ya son de por sí impactantes. Los misterios que encierra el paisaje de este oasis de paz, lujo y sofisticación, son infinitos. Disfrutarlos, es un privilegio digno de un jeque árabe.

Si te lanzas a visitar estas ruinas, y a dejar que la impresionante portada del escenario de La Última Cruzada de Indiana Jones te deje boquiabierto, resérvate al menos una noche para quedarte en este lugar. Será inolvidable.

Olor de té a la menta, música dulce, un sinfín de atenciones con el máximo esmero, y algo muy especial: la iluminación única de miles de lamparitas sobre la colorida arena de Petra, jugarán un papel imborrable en tus más preciados recuerdos.

Disfrutar de este entorno te hace sentir como un príncipe o una princesa árabe. Si has fantaseado con cumplir tus deseos como si te fueran concedidos por un genio, como siendo Aladdin o Jazmin, este escenario está a la altura de los mejores palacios de oriente con los que puedas soñar.

Otro capítulo de mi particular sueño de las mil y una noches, también sucede en Jordania: en el desierto del Wadi Rum. El «astroturismo» mueve cada vez a más viajeros inquietos. Si quieres contemplar un cielo estrellado como nunca, que regala estrellas fugaces generosamente a sus espectadores, recorre este lugar de noche, elige un lugar idóneo, y recuéstate a dejar que el espectáculo celeste te maraville a la vez que la magia del desierto seduce tus sentidos.

Si bajo el cielo Jordano ves una estrella fugaz, apostaría a que adivino el deseo que vas a pedirle: volver allí.

Fotos: Craigstanton | Annie-Leibovitz | Daniel Snelson