Continuamos la historia que aquí empezó...
Y el ahogo de mi voz ronca.
La puerta cerrada, atrancada, tirada la llave de mi libertad por la alcantarilla de la desesperanza.
Golpeando la muralla que me dejaba encerrada torné mi alma de vuelta al pasillo blanco, mirando con ojos inexpresivos a mi sombra ahora carne, que lloraba.
Angustia en un caliz es lo que me ...