Yo intento recordar cuando era joven cómo se podía vivir sin teléfonos móviles. Quedábamos en algún lugar a una hora determinada y si se llegaba tarde no había más narices que esperar y esperar. Ahora mismo, parece que los móviles son parte de nuestro cuerpo, no podemos estar sin ellos, volvemos de propio a casa a buscarlos si se nos ha olvidado, incluso algunos se ponen nerviosos cuando se les acaba la ...