Sesenta y cuatro años de jaquecas. Tras más de sesenta años de tormento, una mujer china descubre por fin la razón de sus “constantes jaquecas” al extraer de la cabeza un proyectil de tres centímetros de largo. Con 13 años, la mujer sufrió una herida durante la invasión japonesa de un pueblo en la provincia de Xinyi, en septiembre de 1943. Desde entonces, a nadie se le había ocurrido a qué se debían sus dolores de cabeza. Cuando estos se hicieron más frecuentes, una radiografía puso al descubierto el proyectil. La mujer, que ahora cuenta 77 años, está “en buen estado de salud”, informa la agencia de noticias Xinhua.
Ballena centenaria. Cuando los esquimales de Alaska mataron una ballena de Groenlandia en 2007, hallaron alojados en su interior la punta y otros fragmentos de un viejo arpón, que resultaron ser “partes de una granada-dardo fabricada en New Bedford [Massachusetts, EE.UU.] a finales del siglo XIX”, informa The Boston Globe. Este tipo de arpón cayó en desuso rápidamente, lo que lleva a los historiadores del New Bedford Whaling Museum a la conclusión de que el cetáceo fue arponeado “entre 1885 y 1895” y que, por tanto, tenía al menos 115 años cuando murió. Este hallazgo aporta “más pruebas a la ya antigua creencia de que la ballena groenlandesa es uno de los mamíferos más longevos del planeta, pues llega a alcanzar los 150 años”.
Bosque fosilizado. Los geólogos han encontrado en las galerías de una mina de carbón en Illinois (EE.UU.) un enorme bosque tropical fosilizado compuesto de una espectacular mezcla de plantas extintas, algunas de las cuales superaban los 40 metros (130 pies) de altura. Los investigadores creen que el bosque se sumergió en las entrañas de la Tierra debido a un terremoto de gran magnitud. “Es increíble”, comenta Bill DiMichele, quien dirige el grupo de investigación que informó del hallazgo. “Podemos reconstruir el bosque casi como si anduviéramos a través de él.”
En busca de vinos añejos. Cada vez más gente viaja a Macedonia, ex república yugoslava, “para desenterrar vinos añejos abandonados […] por las tropas aliadas durante la primera guerra mundial”, dice el periódico Kathinierini (edición en inglés). Pertrechados con mapas, los visitantes —la mayoría franceses— excavan en almacenes militares desmantelados. Hoy, el vino que aún permanezca allí tendrá al menos noventa años, y según el rotativo, “una botella bien conservada podría valer […] hasta 2.000 euros”. Los lugareños que han desenterrado botellas de vino y coñac dicen que “no han probado nada mejor”.
Escrito por: Toni (Cosas Sencillas).
