[su_wiloke_sc_company_website]Además de ser una planta de jardín de hojas verdes con pintas de color crema, la lotería tal como todos la conocemos se ha convertido a lo largo de los años en la rutinaria esperanza de obtener dinero de manera fácil y más o menos barata.
¿Barata? Bueno, en España tenemos un gran fervor por la lotería, alimentado sobre todo por las fiestas navideñas y el famoso Gordo de Navidad. Este año ha habido más de 2.300 millones de euros de premios con más de 85.000 números vendidos. Cada persona que ha participado comprando aunque sólo sea un décimo se ha tenido que gastar 20 euros.
Dicen las estadísticas que el 98% de los españoles participan de alguna manera u otra en el Gordo de Navidad, bien con un décimo (o varios), o con alguna participación que se divide de ellos. La media de gasto por persona es de 71 euros … ¡71 euros!, eso explica razonablemente la fiebre y los premios tan gordos que pueden caer, así como que hay casi un 20% de probabilidades de que te toque algo, aunque sea el reintegro de tu propia apuesta.
No confundamos la media de gasto por persona con aquella frase de «pues si yo no me he gastado nada tiene que haber alguien que se haya gastado el doble», pero aun así es bastante elevado el gasto que se hace.
¿Qué nos impulsa a comprar lotería? Parece una apuesta fácil, pero millones de personas en España se juegan cantidades importantes de dinero no sólo en Navidad, sino también cada semana en otros tipos de loterías, y al final acaba tocando pero no compensando todo el gasto sufrido tiempo atrás.
Vemos locura y diversión, pero que tristemente es pasajera, aunque todos tenemos ese granito de envidia cuando vemos al prójimo con un billete premiado aunque sea de 40 o 50 euros.
Si todo el dinero invertido en la lotería se pusiera en bonos del estado o en plazos fijos corrientes a corto plazo, a lo largo de 20 años, se tienen muchísimas mas oportunidades de haberse lucrado con las rentas bancarias que con los premios adquiridos. Aun así, la esperanza, ese estado del ánimo que nos presenta como posible lo que más queremos, es una de las virtudes (o a veces defectos) de la especie humana, pero nos impulsa a veces a no pensar racionalmente nuestros impulsos, de ahí que seamos más humanos que otra especie…
Personalmente no gasto mi dinero en lotería (aunque este año me tocó hacer «el típico triángulo» de participaciones con la familia) y siempre seré uno de esos que mira con añoranza o envidia a aquellos pocos que ganan algo, pero también con alivio por no haberme gastado el dinero y no convertirme en la gran mayoría que cada día invierten sus ahorros en uno de las formas más difíciles de ganar dinero.
La lotería de navidad tiene su gracia si se la ve como un juego, no hay que confiar demasiado
20 de diciembre de 2010